"CON TODOS Y PARA EL BIEN DE TODOS" JOSÉ MARTÍ
No voy a participar de ningún empalamiento contra
nadie. No voy a condenar, para eso está la justicia. Ya ví en mi vida
bastante de esto: Personas que por pensar diferente, por ser
diferentes fueron sometidos a todo tipo de maltratos y humillaciones.
Cada quien que piense como le parezca mejor y si comete delito, le toca a
las leyes juzgarlo y condenarlo. No me
vengan con el cuento de que vivimos momentos de lucha y muy difíciles,
eso lo sé muy bien y sé también que bajo esos criterios se pueden esconder y justificar muchos abusos y violaciones. Pero de lo que estoy muy claro es que nadie tiene derecho a marcarle la puerta a
nadie. ¿Volveremos a repetir la persecusión de los cristianos, de los
judíos, de los homsexuales, de los comunistas, de los negros del feo o
del bonito? Hay muchas formas de agresión y humillación, desde las más sutiles hasta
las más cruentas y todas son
igualmente hirientes y faltas de decoro. Actitud republicana es lo que
se requiere en estos momentos de lucha. Magnanimidad, decencia y respeto
y que cada quien cargue con su conciencia. ¿Había que impedir que la gente viera la película de
Román Chalbaud en la sala abucheando, gritando cosas evitando que quien
quería verla la viera? ¿Era necesario hacerle a un cineasta octogenario
un acto en el que usando los títulos de su películas ( con la cara
tapada además, qué valientes) haciendo mofa de ellos, burlarse de su
obra y de él? Por ese camino, ¿estaríamos de acuerdo en que todos los que
apoyamos a la oposición seamos vejados, humillados y maltratados en
público? ¿Que se nos ponga en la puerta un letrero que diga "escuálido"
dejándonos marcados, como judíos o cristianos? Yo vivía en Cuba en los
años 80 posteriores a Mariel. Yo sí y puedo jurar que tengo una herida
aún sangrante pues a muchos de mis amigos los humillaron sólo porque sus
familiares los reclamaban desde el extranjero o porque era lánguidos y
delicados. Vi a una amiga y a su madre convertidas en persona-sandwich
caminando por La Rampa hacia el mar y en los carteles que les colgaron
decían "soy puta".
Si un señor quiere creer que este gobierno es bueno, es
su problema. Pienso además que echar las culpas sobre el festival ahora
es lo más fácil. No debieron hacerlo, es cierto, pero ¿por qué sabotear
la exhibición de la película del colega, y por qué permitirlo? ¿Por qué
permitir que unos carajitos con cara de bolsas -llevaban bolsas tapando su fresco y juvenil rostro- fueran tan "creativos"
en contra de un artista que nos guste o no su obra o parte de ella, tiene
una obra con mayúscula? A ese señor, a ese artista octogenario, se le
irrespetó en el Festival de Mérida y lo hicieron personas que
dificilmente puedan exhibir su historia artística.
Quisiera vivir en un
país donde sea la justicia la que se encargue de hacerse valer y que
nadie se erija en vengador autónomo y anónimo. Quiero civilidad, democracia,
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