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domingo, 7 de julio de 2013

Acerca de DE NAVÍOS, RON Y CHOCOLATE, de Malena Roncayolo.

Una película es importante, no sólo por el mensaje directo que transmite, por la historia que nos muestra, sino también por aquello que se aspira de sus imágenes; aquello que nos hace evocar, más allá de lo que está en pantalla; las ideas a las que nos conduce.

Anoche al fin pude ver DE NAVÍOS, RON Y CHOCOLATE. Una película importante y necesaria en estos momentos en nuestro país. Un recorrido por la historia de las múltiples familias corsas que trajeron sus apellidos y los sembraron con sus semillas emprendedoras en estas tierras. Hermoso homenaje de Malena a sus antepasados y también a esta Venezuela pródiga y sin prejuicios que los recibió hace más de dos siglos.

Al margen de la belleza de los testimonios y de la rica historia rural del país, impulsada por tantos hombres y mujeres valientes - portugueses, españoles, alemanes, italianos y, por supuesto y en gran número, corsos -; que se lanzaron a la búsqueda de "El Dorado" pero que no vinieron a conseguir el fácil enriquecimiento sino que se adentraron en los lugares más alejados del confort y las comodidades para hincar sus manos en la tierra maravillosa y hacerla próspera y conocida a través de su cacao, su café, su ron. Entendieron que "el/lo dorado" estaba en el sudor emprendedor en el trabajo fundador.

Como inmigrante que soy, que sólo ha recibido afecto y oportunidades para todo aquello que he deseado emprender, me sentí tocado por el mensaje de este filme. Mientras lo veía, pensaba en cuanto de multi racial y multi étnico tiene esta nación venezolana, cuantos de nuestros queridos amigos hoy; colegas y parientes descienden de aquellos inmigrantes y son orgullosos de su cultura venezolana y también de la cultura de sus ancestros y de todo lo que ellos fundaron y dejaron para la gloria de este país.

Pensaba en cuánto de vacío tiene el discurso patrioterista y pueril que nos invade. No podía evitar pensar en cuánto nos separa ese discurso del ejemplo de esta nación, que es orgullosamente venezolana desde su diversidad y cuán fuerte y valiosa es en su mestizaje. Me alegraba y me emocionaba viendo todo el recorrido de aquellas modestas familias que llegaron y se transformaron de "musius" en criollos valiosos. Qué hermosa diversidad la de nuestra querida Venezuela, cuánto tiene que agradecerle al mundo y el mundo entero a ella. Ver como enemigo capitalista hoy a los descendientes de aquellos que contribuyeron a hacer grande y moderna esta nación, es atentar contra ella de la peor manera. Es necesario abrir las mentes y llegar más allá de Guaicaipuro y Negro Primero. Entender la importancia del pensamiento, en su momento, de cada uno de los hombres que alcanzaron gloria en el fortalecimiento de esta nación.

La película de Malena me deja una gran esperanza, me habla de integración y universalidad de las culturas y del pensamiento y la acción creadora del hombre tenga el color que tenga, venga de donde venga y hable la lengua que hable. Me recuerda Malena las palabras de José Martí ( masón, católico, clase media, independentista cubano, hijo de españoles ) cuando dijo: " ... la patria es de todos y es justo y necesario que no se niegue en ella asiento a nunguna virtud (...) la patria no es de nadie y si es de alguien, será, y esto sólo en espíritu, de quien la sirva con mayor desprendimiento e inteligencia. " Salí de la proyección escuchando los aplausos del público y pensando qué hermoso es este país de tantos y distintos. Gracias a Malena y su equipo.