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viernes, 6 de mayo de 2016

Un gordito cabeza de zanahoria



Un gordito cabeza de zanahoria.
Corría el año 1971, era julio 24 y yo estaba intentando un lugar en una cola frente al Amadeo Roldán para asistir al concierto de media noche que daba Bola de Nieve todos los años. Ese era mi primer año con la posibilidad de asistir, ya becado en F y 3ra. Yo guajirito tímido, buscaba mantener mi puesto en aquel despelote y de pronto veo a un gordito cabeza zanahoria que se hace dueño de la situación y empieza a ordenar "la pea". Me cayó muy mal tanto desenfado, tantas órdenes en aquel acento Bayamés. Al final, la cola se ordenó y el gordito cabeza de zanahoria, se puso en su puesto y ya yo no lo miraba con tan mala cara. Gracias a su dotes de dirigente y organizador, yo tendría mi silla en el concierto de Elena Bourque de 10 a 12 que daba paso al de Bola de Nieve que empezaría a las doce en punto. Compré mis entradas, ya el gordito cabeza de zanahoria tenía las suyas y me pasó por el lado. Intenté cruzar una mirada de agradecimiento con él, pero iba parloteando con otros amigos y ni se percató de mi presencia. Me fuí a mi beca de F y 3ra, feliz de haber logrado mis dos entradas. En el comedor, en la mesa que estaba al lado de la puerta, veo que el gordito "ordena peas" devoraba sus merluzas y su sopa de chícharos. Tomé mi bandeja y corrí a sentarme a su lado. Oye, gracias por organizar aquel despelote, si no, no cojo entradas. Me sonrió y me dijo: "ya sabes compadre a la gente hay que abrirles las entendederas" Mucho gusto, soy Mario Crespo. Me dió la mano con olor a merluza y me dijo su nombre, Bladimir Zamora, de Bayamo. Empezó una amistad que dura hasta hoy y hasta siempre. Gracias Blado, por aparecer en mi vida de manera tan especial, gracias por todos estos años. No paraste de abrir entendederas con tus poemas, tus artículos, tu espacio en el Caimán. Te dejo mi abrazo eterno.