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miércoles, 22 de enero de 2025

LA SEMILLA DEL FRUTO SAGRADO.


Los regímenes autoritarios no solo impactan políticamente, sino que también erosionan el tejido cultural y emocional de las personas, conduciendo a la resistencia, al sacrificio y a la búsqueda de libertad.
Por eso existen películas como esta.




LA SEMILLA DE LA HIGUERA SAGRADA (Alemania. 2024)
Festival de Cannes: 3 premios. 4 nominaciones/ Premios Globos de Oro: Nominada a Mejor película de habla no inglesa/ Premios BAFTA (Reino Unido): Nominada a Mejor película en habla no inglesa / Festival de San Sebastián: Premio del Público - Mejor filme europeo. 2 nominaciones/ Premios del Cine Europeo (EFA): 3 nominaciones
Dirigida por el cineasta iraní Mohammad Rasoulof, el filme vuelve sobre el tema, inagotable, que es la plaga del autoritarismo, pero a la vez nos deja ver el ilimitado poder de resistencia de las naciones frente a este flagelo. 
La trama se desarrolla en Teherán durante las protestas ciudadanas que tuvieron lugar en Irán desde finales de 2022, tras la muerte de la joven Mahsa Amini, mientras estaba bajo custodia policial, acusada de atentado a la moral por no llevar la hiyab. 
El título resulta simbólicamente polisémico pues la higuera, siendo un árbol de raíces fuertes e invasivas, capaces de romper estructuras y rocas, es a la vez que una metáfora de la asfixiante influencia de un régimen teocrático que, bajo la apariencia de sacralidad, oprime y consume la libertad individual y colectiva. Pero también la higuera, siendo una planta de gran resistencia a las condiciones difíciles, se conecta metafóricamente con conceptos de sustento permanencia, resistencia y resiliencia.
Rasoulof, ante la imposibilidad de ingresar a Irán, debió dirigir de forma virtual a un equipo de rodaje mínimo en un número muy limitado de localizaciones y un elenco de actores locales que arriesgaron mucho para hacer el filme.  
Missagh Zareh conocido por sus papeles en  Killing the eunuch KHAN (2021) y Lerd (2017) encarna la angustia en la que viven  los funcionarios públicos de un régimen que les dicta sus deberes para con “la patria” encarnada en el “ líder máximo” .  Su contraparte,  Soheila Golestani,  actriz y directora, conocida por  Two (2015) y Mihman Darim (2014) es la representación de las mujeres de clase media, ajenas a los asuntos de la política y ocupada solo en mantener el orden y la estabilidad familiar, sobre todo de los hijos. Setareh Maleki, como Sana y Mahsa Rostami, como Rezvan, con excelentes actuaciones, son el símbolo entre lo tradicional y lo moderno, la resistencia y el cambio. Son la perfecta metáfora de la lucha entre pasado y futuro.